EL CINE Y LA PINTURA

Michael Meert, Nacido en Bonn, Alemania, en 1953. Hijo de padre flamenco con larga tradición de comerciantes y de madre bohemia, procedente de una familia de gran raigambre musical, era profesora de guitarra, piano y violín.

Creció al borde del Rin, cerca de donde había nacido Beethoven; allí aprendió a tocar el piano bajo la tutela materna. Su hermano tocaba el violín, igual que su abuela, y su madre, la guitarra. Imposible no recordar las entrañables fiestas familiares o con amigos en las que la música estaba siempre presente.

El fallecimiento prematuro de su madre truncó su carrera como pianista.

A los 16 cursó en Mendota, USA, estudios de teatro y periodismo, abriéndose nuevas perspectivas.

De vuelta a Bonn, todavía en el Instituto, su profesor de dibujo, Golinske, le otorgó la mejor nota para que estudiase Bellas Artes, pues “eres el único de la clase que dibujas perspectivas a mano alzada “- y argumentó que- “además, no correrás detrás del dinero para financiar tus películas, pues sólo necesitas lápiz y papel.” Pero Meert, ya quería ser cineasta.

Antes de ser admitido en la Academia de Cine de Berlín, había trabajado de meritorio con directores como Sorab Shahid Saless, Klaus Salge, etc. mientras subsistía de algunos trabajos esporádicos y una pequeña renta de huérfano. Era una época en la que los jóvenes vivían en “Comunas” y la camaradería estaba al orden del día.

En el transcurso de los estudios se fue inclinando por el documental, cuya capacidad observadora era más fuerte que cualquier historia inventada y había mucho que decir sobre la sociedad en la que vivía.

El trabajo de final de carrera fue un documental, Dieseits des Hindukush, intenso y poético del Berlín de esos momentos, por el que obtuvo el premio del Público en el Festival de Montbeliard, Francia.

Mientras preparaba otros proyectos sobre el movimiento antinuclear, realizó durante dos años seminarios con dos de los más prestigiosos realizadores polacos, Krzytof Kieslowski y Edvard Bernstein-Zebrowsky,  profundizando en su formación como dramaturgo.

Tras terminar The Reactor, (antinuclear), cambió su residencia a Colonia. Allí produjo y dirigió su primera película de ficción para la Televisión pública (ZDF), La guerra de los sonidos, cuyo protagonista fue Holger Czukay, miembro de la renombrada banda de rock CAN.

Este trabajo le permitió la entrada a la Redacción de Música de WDR con el medio-metraje La Mort de Maurice Ravel en 1991.

Desde entonces, hasta el cierre de la Redacción, Meert ha realizado y/o coproducido para esta cadena pública más de 15  proyectos.

A finales de los 80 aterrizó en Madrid. Conoció a un grupo de personas con las que hoy todavía le une una profunda amistad. La colaboración en los primeros cortos, el desarrollo de nuevos proyectos sobre músicos españoles, entre los que destacan Paco de Lucía, Isaac Albéniz, Pau Casals, Falla y Lorca, Jordi Savall o la saga Habichuela y Ketama, produjo un acercamiento cultural y emocional a España que, todavía hoy, mantiene en pie el puente Madrid-Colonia-Valencia.